El limbo de los gatos sin nombre...

Cuenta una antigua leyenda, una tan vieja que solo quedan de ella susurros en el viento del sur, que cuando la luz de una vida felina se apaga antes de haber disfrutado de un solo rato de simple y sincera felicidad, esa alma rota que no logró sobreponerse a la dureza de este mundo regresa al limbo pero no a uno cualquiera sino a uno especial: al limbo de los gatos sin nombre. En este lugar, miles de espíritus afligidos y rotos tras su paso por la tierra se esconden acurrucados, asustados y tristes esperando sin ilusión el momento de volver a bajar a la tierra para volver a empezar de nuevo, algo que ellos no desean porque, si fue tan difícil la primera vez, ¿para qué volver a sufrir? ¿De verdad hay que regresar a ese valle de lágrimas y padecer un nuevo fracaso?

Entre todas estas almas anónimas a veces hay otras a las que también les llegó la hora pero que al regresar al limbo, donde solo están de paso, refulgen radiantes y con fuerza, llamando la atención en aquel lugar y asombrando con su brillo a todas las demás. Estas son las almas de aquellos gatos que disfrutaron de vidas plenas, de mucho amor y de nombres propios, apodos cariñosos y a veces hasta de apellidos. No saben quiénes son ni recuerdan nada de lo pasado pero sienten que durante años, meses, días, horas o al menos un instante tuvieron nombre, uno totalmente suyo porque algún humano de buen corazón les acogió para siempre o al menos intentó ayudarles prestándoles un nombre aunque fuera casi en su último aliento. Y ese gesto, a veces insuficiente para salvar sus vidas pero siempre generoso y lleno de esperanza, les transmite el valor que necesitan para salir rápidamente de aquel afligido limbo y volver a nacer. Y lo mejor es que el calor que irradian estos gatos que aunque fuera por un momento sí tuvieron nombre devuelve la confianza al resto de almas perdidas, incluso a las más afligidas que nunca tuvieron uno, porque el reflejo de un cariño verdadero o de la posibilidad de una vida digna resplandece más que la nada que oscurece el ánimo de aquel que no ha sentido nunca su calor. Y ahora saben lo que buscan, ahora saben lo que quieren. Dejan de estar perdidas. Y guiadas por un rayo de refulgente y tibio anhelo, desean volver, que ha llegado el momento de salir del limbo y de seguir un nuevo camino. ¿De verdad seremos capaces de fallarles de nuevo?

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¿De verdad seremos capaces de fallarles de nuevo?

A veces no se puede, a veces, a pesar de todo el esfuerzo y de las carreras y de nuestras ganas por hacerlo posible, no logramos salvarles. Pero ese nombre elegido, unas veces entre risas, otras en el justo instante en el que sus vidas se escapan, tiene un valor inmenso. Porque no dejarles morir solos y olvidados y decirles que por esta vida, haya sido larga o corta, ya está bien pero que alguien les estará esperando en la próxima hace que todo, hasta lo que parecía un doloroso fracaso, cobre un sentido diferente. Y por eso hoy rescatamos esta leyenda de entre las briznas del tiempo, para dedicársela a todos los que, contra viento y marea, al menos lo habéis o lo estáis intentando. Porque estad seguros de que vuestro gesto, por pequeño que parezca, marcará la diferencia aunque al final siga siendo necesario decir adiós entre hipos y susurros...

Y tú... ¿qué nombre o nombres repites en tus sueños?

Texto original publicado en Facebook @congatosloloco (19/08/2015)

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