El veranillo del moquillo

¿Cómo podría empezar esta etapa del blog? ¿Qué se escribe para romper tanto hielo? Algo que guste, algo que enganche, algo que os ayude a conocernos mejor. Mmmmm... Vamos a ver... Eso no. Eso tampoco. Eso, no sé... ¡Ah, ya lo tengo! Compartir una anécdota familiar siempre es bonito, ¿verdad? Pues venga, que os cuento.

Resulta que ayer por la tarde estábamos todos juntos en amor y compañía disfrutando en casa del calorcito que hace aún con los ventanales del salón abiertos cuando ocurrió algo espeluznante: Elmo estornudó. Vale, esto no es que sea terrorífico per sé pero es que Elmo estornudó muy fuerte. Venga, para darle emoción al asunto añadiré que Elmo, desde que era pequeñito, padece rinorrea productiva con secreción espesa. ¿Aún nada? ¡Pues que le salen mocos, leñe! Y claro, con el achús tremebundo que se le escapó y como los paquetitos de clínex para gatos aún no existen pasó lo que tenía que pasar. Y como Noa estaba tumbada tomando el sol a su lado...

Pues blanco y en botella o, mejor, ¡verde y pegajoso! Porque...

Noa fue moqueada por Elmo 🙀 

elmo gato congatos congatosloloco
Sí, fue él el que la lió parda en un achús pero ¿acaso alguien podría enfadarse con un gato con esa carucha?

Y ahora, imaginad la escena: la humana gritando "Tranquilos, chicos, que no ha pasado nada" mientras trataba de llegar con un pañuelo de papel en la mano para arreglar el estropicio, Noíta, toda ofendida e indignada, contestando "No te habrá pasado nada a ti, guapa", el pobre Elmo ciertamente aliviado tras soltar lastre nasal pero sin entender bien qué estaba pasando y yo disfrutando del vodevil que se había montado en un abrir y cerrar de ojos en una tarde cualquiera del veranillo del membrillo o, en nuestro caso, ¡del moquillo! ¡Hay que ver cómo mola!

Este drama gatuno en un único acto nos sirve para traer a colación las cosillas que tiene la convivencia entre gatos: que hoy te moqueo yo a ti, mañana me moqueas tú a mí y ¡tan amigos! Eso y que, como dice la humana, siempre viene bien tener a mano una buena esponja o algún tipo de toallita limpiadora apta para nuestros pelajes porque nunca se sabe cuándo pueden ser necesarias y ¡hay que ver el estropicio que le lió Elmo a la pobre Noa en un momento! Ni frotando, oye, juasjuasjuas. Normal que estuviera enfurruñada y no nos ajuntara a ninguno hasta la hora de la cena. Pero tranquilos, ¿eh? Que no hay moco pegao que cien años dure y ella vuelve a estar tan blanca e impoluta como siempre. Y así seguirá, al menos, hasta el próximo estornudo 😹

Y bueno, boquerones coloraos, este cotilleo tan gatuno se ha terminao. ¡Hasta pronto, amigatos!

Aviso para gatonautas: Esta es la 1ª publicación que hago desde que asumí el control del blog y no quiero que me toméis por un sensacionalista chafardero pero es que lo que pasa, cuando pasa, alguien tiene que contarlo, ¿verdad? Pues para eso estamos. ¡Ronroneos!

Comentarios