Con la boca bien abierta

Nada más escuchar cerrarse la puerta, Momo dejó de hacerse el dormido y se puso en acción, que había muchas cosas que preparar. Y es que el amor es bonito siempre pero este año había decidido celebrarlo por todo lo alto. ¿O acaso ella merecía menos? ¿Lo primero? ¡La cena! Se fue directo a la despensa para seleccionar, tirando cajas y rompiendo paquetes, un menú tirando a dulce, acorde con la fecha y solo apto para los paladares más golosos: terrones de azúcar, onzas de chocolate, cereales de desayuno, algunas galletas... Y ahora, ¡a por los platos! Los armarios y el lavavajillas estaban bien cerrados pero podía usar los de la abuela, esos tan bonitos que estaban en un aparador que tenía una puerta un poco suelta... Una uña primero, la manita después, un poco de fuerza y ¡tachán! Toda una vajilla a su alcance. A ver... Este plato... Esta bandeja... ¡No, no, no! ¡Crash! Sin poder evitarlo, una delicada salsera se le escurrió de entre las zarpas y se estrelló escandalosamente contra el suelo. Pues va a ser mejor que pasemos de los platos, ¿no? Total, el banquete quedaba genial directamente sobre la mesa del salón pero... A ver... ¿A aquella mesa no le faltaba algo? ¡Cachis! ¡El mantel! Nada, nada, que con lo que le había costado subirlo todo no había tiempo para corregir el lapsus. Mmmmm... ¿Y si para compensar ponía una vela? Uf, qué peligro jugar con cerillas. Entonces ¿qué tal unas flores? Raudo, cruzó la gatera de la puerta trasera y salió al jardín donde eligió las plantas más bonitas para que en vez de estar fuera estuvieran donde él las necesitaba: den-tro. Una a una y como pudo, fue arrastrándolas al interior y las dispuso junto a la mesa. Vale, algunas llegaron un poco tronchadas, otras dejaron un rastro de tierra en el suelo pero ¿lo importante no es la intención? Lo cierto es que tras estos retoques la mesa parecía otra. ¡Ains, qué importantes son los detalles! Ya solo le faltaba escribir una nota, para lo que, subido al escritorio y tras volcar el bote de colores, rotuladores y bolis, garabateó como pudo corazones en un papel. ¡Lástima no tener pulgar para coger bien los lápices con sus manitas! Pero ella lo entendería, ¡seguro! Y ahora, ¡a acicalarse! Subió los escalones de dos en dos hasta el dormitorio y allí se plantó de un salto delante del espejo tocador de la humana: un brochazo de polvos por aquí y una nube de perfume por allá. ¡Ajá! Simplemente irresistible. ¿Qué más se le podía pedir a un gato? Cena, flores, nota y elegancia. ¡Si es que lo tenía todo para triunfar! Aunque... ¡Uaaaaaaaaaah! ¡Menudo bostezo! Normal, si es que el trajín le había dejado exhausto, tanto que se metió en su cesta para echar una cabezadita mientras esperaba el regreso de su querida humana... Zzzzzzzzzzzz...

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El amor se hizo gato y puso nuestra vida patas arriba...

Lo primero que piensa Ana nada más abrir la puerta al encontrarlo todo revuelto es que en la casa habían entrado ladrones y su única preocupación es Momo. ¿Dónde estaba su gato? ¿Le habrían hecho daño? ¿Momo? Por fin le encuentra, durmiendo a pata suelta en su cesta y corre a cogerle, a abrazarle, a achucharle, a consolarle.

-¡Momo! ¡Momo! Temí que te hubiera pasado algo. Qué alivio ver que estás... ¿perfumado?

Ana le mira bien, le revisa por arriba y por abajo y se da cuenta de que está cubierto de maquillaje, que tiene tierra entre las patas y azúcar en los bigotes. Desconcertada, revisa con una nueva perspectiva el desastre que les rodea: plantas del jardín en el salón, una salsera hecha añicos, la mesa llena de comida, aquel papel lleno de garabatos. Pero a buen entendedor... Boca bien abierta.

-Momo, ¿has sido tú?
-¡Feliz San Valentín! Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr...

Y colorín, colorete: este gato se va en cohete.

¿La moraleja de este cuento? Pues que no importa el día que sea ni la onomástica que se celebre: si descubres algún destrozo o accidente en casa y el origen del desaguisado es sospechosa o evidentemente gatuno, no lo dudes: ¡eso es amor! Y es que está claro que el amor se hizo gato para poner nuestras vidas patas arriba. ¡Ronroneos! 💗

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