El increíble caso del gato creciente...

Dicen que las tragedias se mascan y al parecer en el caso que nos ocupa va a ser que yo me he zampado unas cuantas en estos últimos meses, ¿eh?, que fue bajarnos de la báscula el otro día y desatarse el manos a la cabeza y el rasgar de vestiduras. ¡Menudo escándalo! Creo que entre todo lo que se pudo decir y se dijo ganaron por goleada los "Madre mía", los "Gordo pero gordo" y los "A dieta ya" que me fueron dedicados, borrando con ellos de un plumazo esa mosca detrás de la oreja que carcomía a los humanos últimamente al ver a Noa más pequeñita día a día, como si estuviera ¿menguando? Que si comía poco, que si serían cosas de la edad, que si la culpa era de los calores del verano... ¡Paparruchas y comparaciones odiosas! Porque ahora resulta que ella no decrecía, no, que el que estaba creciendo ¡era yo!

La báscula digital (esa que nos dejamos al hacer la mudanza y que hemos tenido que recuperar para resolver el misterio) ha hablado todo lo alto y claro que puede hablar una báscula y el veredicto ha resultado inapelable, que Noa sigue con sus bien llevados 5,300kg de siempre mientras que el que ha malinterpretado esto de la operación bikini he sido yo cogiendo un kilo y pico en unos meses. Y me planto en 7,700kg porque puedo, porque quiero y porque me da la gana. Bueno, por eso y porque desde que se descubrió el pastel se ha instaurado en esta casa un régimen espartano a la hora de las comidas que ni en los tiempos de Rumbo: pesaje de ración diaria, nada de pienso a libre disposición y tablas de ejercicio diario repartidas en un par de sesiones, que no pesarán los años pero el pandero sí y tampoco es cuestión de matarse en el intento de perder peso, ¿o no? 

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The Incredible Shrinking Man. Universal Pictures. 1957. Póster de la versión cinematográfica. Fuente.

¿Queréis saber que es lo peor de todo? Las casualidades de la vida, que la humana me ha estado leyendo una novela titulada El hombre menguante y os juro que desde que se confirmó lo de mi reciente crecimiento (Ejem, ejem...) no logro quitarme de la cabeza los aterradores pasajes de aquel hombrecillo huyendo de un gatazo juguetón que, cosas del tamaño, confunde al minúsculo humano con un ratón. ¡Ains, señor! Que es cerrar el ojito y ponerme a desvariar porque ¿qué pasa si esto de crecer no se detiene y sigo creciendo y creciendo y termino siendo enorme y jalándome a mi familia? ¿Os imagináis? Menos mal que más allá de estas pesadillas estoy seguro de que lograremos derrotar a mis curvas aunque sea poco a poco y mis temores serán historia. No será fácil, está claro, pero con la humana controlando cual halcón ¿qué puede fallar? ¡Todo sea por no convertirme en un terrible catzilla rodante digno de cualquier ataque en versión psi-fy! ¡Miaaaaaauuu!

Aviso para GATOnautas. Al hilo de la desdicha de Elmo llega la gran pregunta: ¿por qué engorda un gato? Pues apelo a las matemáticas básicas: mucha comida y poco moverse, ni más ni menos, que el único deporte que ha practicado durante los meses de calor nuestro pirata han sido el tumbing y el vuelta y vuelta a pata suelta. Aunque siendo justos también ha engordado por nuestra culpa, que él pedía y nosotros le dábamos. ¡Ains, qué dura es la vida de los gatos golosos cuando dan con humanos blandengues! Menos mal que parece que el verano ya pasó y que podremos estar pendientes de sus progresos. ¡Todo sea porque no nos devore!

Comentarios

  1. Yo me sé otro motivo por el que un gato engorda, por cierto soy Klaus y voy a desvelar mi secreto... comerme la comida de los demás. Así algunos mantienen tipín mientras yo saboreo unas cuantas bolas de más. Luego intentan que haga ejercicio pero es que... comer más de 50gr diarios es lo que tiene, te salen lorzas. Mientras seamos cinco en casa tengo asegurado papeo a discreción y no necesito ser muy discreto... por mucho que luego me hagan correr y correr por el pasillo si alguno deja parte de sus bolas... ¡ya estoy yo para zamparlas con gusto! Elmo, solo te queda como recurso animar a mami a nuevas adopciones para que lleguen a casa muchos compis y haya más bolas y así ¡¡no puedan controlarte!!! Mientras tanto... adelgaza y no des disgustos ;)

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    1. Hola, Klaus. Gracias por compartir secreto aunque ya tenemos controlado el tema del robo de piensitos (que haberlo, lo ha habido seguro) El plato de Noa está en alto pero ella siempre se deja y Elmito el Hambriento parece que aprovecha para ir y repelar. Entre eso y que tras la mudanza dejamos de pesar su ración pues aquí estamos: 7,7 kg peludos, naranjas y ronroneantes. ¿Será cuestión de comprarle DVD's para hacer aerobic? Todo sea por triunfar en nuestra misión de pérdida de gramos. ¡Miau! :)

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