Si tengo una espinilla ¿soy un Espinete?

El otro día me pasó una cosa alucinante, congateros: a mis nueve años ¡volví a la pubertad! O eso es lo que dijo mi humana al ver la pedazo de espinilla que me había salido de la noche a la mañana en la barbilla. Era tan inmensa y estaba tan rellena que fue rozarla y explotó. ¡Pusplas! Lo que siguió al reventón vino siendo lo habitual en estos casos: un poco de desinfectante en la pupita, resistencia silenciosa por mi parte ante tanta manipulación, carrera de huida loca y sin mirar atrás y a otra cosa, mariposa, que escapar es de gatos sabios. Del pedazo de grano que fue aún hoy me queda una costrita, prueba de que en ocasiones los gatos también tenemos acné. Porque tenemos, ¡vamos si tenemos! Yo hacía muchos años que no pero recuerdo que cuando era un chavalín padecí varios brotes la mar de efusivos de puntos negros en la zona del mentón y los alrededores de la boca, episodios que tal como vinieron se me pasaron y que no habían vuelto a dar la vara, al menos hasta ahora. Pero bueno, que no cunda el pánico, ¿eh? Que esto solo ha sido un granito de nada y ya estoy tan requeteguapo como siempre. Ejem, ejem...

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Aquí, jugando con mi ratón de trapo mientras pienso en si tener una espinilla es ser un Espinete...

Todo esto habría quedado en una anécdota estética sin importancia si no fuera porque mi afección cutánea dio pie a que Noa, que a veces es muy mala, malísima de la muerte, se riera de mí y jugando con las palabras me dijera que por tener una espinilla me había convertido en un Espinete. ¡Espinete! ¡Espinete! ¡Espinete! Y claro, ante tamaño insulto yo me hice inmediatamente el requeteofendido a pesar de que no tenía ni pajorera idea de qué me estaba llamando. ¿Espinete? ¿Qué era un Espinete? Rápidamente me conecté a internet para descubrir a qué clase de adefesio me enfrentaba y lo que descubrí es que de adefesio nada de nada, que Espinete había sido un erizo rechoncho y bonachón de trapo rosa que salía por la tele en los años 80. Esto... Espera un momento... ¿Los años 80? ¡Los años 80! Pero Noa, guapa, ¿cuántos años tienes? Que de eso hace más de treinta años. ¿Cómo conoces a Espinete? Es más... ¿cómo pretendes que yo lo reconozca? En fin...

Tengo que aclarar que no es que Noa sea la gata más vieja del mundo ni mucho menos. Lo que pasa es que ella es una sabionda repelente adicta a estar informada y hace un par de semanas estuvo siguiendo la noticia del triste destino de esta popular marioneta gigante que hizo las delicias de tantos y tantos niños durante años. Y digo triste porque después de alegrar incontables tardes infantiles, Espinete ha acabado en un vertedero. Yo no le conocía de nada pero os aseguro que leer algo así me dio pena, penita, pena porque que un personaje tan simpático y entrañable acabe así ¿no es prueba de que el olvido nos puede alcanzar a todos? ¿Incluso a mí?

¿La moraleja de todo esto? Carpe diem, un carpe diem como un templo de grande, queridos congateros, que la vida, incluso la de los erizos de trapo gigantes, solo es un ratico y ¿acaso no es mejor disfrutarla a tope mientras se pueda? Y eso vale y hay que aplicarlo aunque de vez en cuando te salga un grano. ¿A que sí? Pues eso.

Comentarios

  1. Pobre Espinete... no me había enterado de su triste final, como niña que creció con sus aventuras reconozco que me da un poco de pena.
    Pero vamos a lo importante, Elmito con espinilla o sin ella, estás requeteguapo, además eres tan adorable y simpático que el olvido no podrá alcanzarte ya que siempre vivirás en los corazones de todos tus "fanes" y descendencias futuras. ;-)

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    1. Gracias, Raquel. Leer cosas así anima al más pintado (con granito o sin él) Ronroneos de parte de Elmo :)

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