Solo es el viento...

-¿Qué es eso, hermanos?
-¿Será mamá? 
-¿Por fin ha vuelto?
-¿Mamá?
-Ella se marchó.
-Se marchó y para siempre.
-¿Y lo que se oye?
-Es el viento.
-Solo el viento.
-¿El viento?
-Pues se acerca.
-Y se ríe.
-Nos mira.
-Se relame.
-¡Ya viene!
-¡Me ha tocado!
-Tengo frío.
-Tengo miedo.
-¡Nooooooooooooooooooooo!

Y el vendaval, hambriento y cruel, ávido por arrastrar tanta inocencia, se los llevó.

Como cada año, infinitas camadas de gatitos que no pidieron nacer y mucho menos hacerlo en este mundo, terminarán este verano sus días barridos por un viento frío que nunca cesa. ¿Para qué? ¿Por qué? Aunque quizá la pregunta adecuada que deba recorrernos como un escalofrío sea ¿hasta cuándo? Y es que mientras miles de pequeñas vidas se debaten entre la calle y la muerte no puedo dejar de pensar y de repetirme que castrar a tiempo evita sufrimiento: el de todos esos animales que no nacerán simplemente para alimentar al viento...

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-¿Qué es eso, hermanos? -Solo es el viento...

Comentarios

  1. Tan duro como real... cuanta concienciación hace falta, además de medidas por parte de los ayuntamientos. Creo que hasta que la gente no aprenda a ver a los animales como lo que son: seres vivos con sentimientos y necesidades iguales a las nuestras, tristemente poco cambiará.

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    1. Y ante nuestros errores humanos, esos que al final pagan ellos, seguiremos pensando que solo es el viento...

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