¿Pan comido?

- No se trata de un androide así que si te soy sincero estamos ante una maravillosa reliquia que no puedo reparar.

El técnico de nivel 2 especializado en mantenimiento y actualización de A. R. C. (Animales Robóticos de Compañía) dejó a un lado sus herramientas y tras dar una patada a sus conocimientos y desempolvar su curiosidad infantil se dedicó a admirar con embelese y la boca abierta a aquel vestigio esponjoso del pasado que descansaba sobre su mesa con una patita encogida. Y es que hacía más de cien años, desde la extinción de los pequeños mamíferos y su sustitución por robots, que nadie había visto un gato como ese: un gato de verdad.

- ¿Y dónde dices que lo has encontrado?
- Más allá de los límites de la ciudad, en una cueva del Área Muerta.
- Un área prohibida que claramente de muerta no tiene un pelo...

Su hermana pequeña Liz, deambulando sin permiso por zonas catalogadas como no seguras, había logrado además de incumplir la ley, encontrar a aquel ser único y, contra todo pronóstico, había conseguido colarlo en la urbe sin que saltaran todas las alarmas. Obviamente nadie esperaba un evento como ese. Pero ahora, una vez dentro, ¿qué iba a ser del gato? Obviamente estaba "averiado"... No, perdón, que en seres vivos el término correcto era herido y aunque por suerte la lesión no parecía grave ya que solo afectaba ligeramente a sus habilidades motoras y quizá con una buena limpieza y un implante de polímero a medida quedara resuelta el técnico lamentó como nunca no haber prestado más atención en sus lecciones de historia de la anatomía mamífera.

- ¿Puedes arreglarlo o no?
- Quizá...
- Entonces... ¿Podemos quedárnoslo?
- ¡Ey! Para el carro, Liz. Que si nos pillan vamos a acabar en La Torre.
- Es que es tan mono... ¿Has visto esos ojitos? Por favor...

El chico miró al gato, tan suave, tan negrito, con esos ojos color ámbar clavados en los suyos... Y miró a su hermana, tan lianta, tan pecosa, con esos ojos verdes clavados en los suyos... ¿Cómo podía negarse?

- Venga, que se quede. Pero solo mientras se le cura la pata.
- ¡Bien!
- Pero solo mientras se cura, ¿eh?
- Sí, sí, claro. Le llamaremos... ¡Darro! ¡Bienvenido, Darro! Y ahora ¿cómo recargamos sus baterías?
- Los gatos de verdad comen y beben, igual que los humanos.
- Pues algo encontraremos en la cocina para él, ¿no? ¡Va a ser pan comido!
- Déjame que lo dude... 

Gato Robot Danbo DanboCat IraEm
¿Serán los gatos robot como este Cat Danboard los sustitutos de los gatos vivos? 

Este #cuentocongatos con matices de ciencia ficción y brillos de distopía lo adelantamos en @Congatosloloco FB hace dos días como regalo para Darro, un gato en apuros que acogido por la protectora sevillana Los Gatitos de Nía lucha por recuperarse de lo que parece un atropello. Para conocerle a él y la evolución de su caso no tenéis más que pinchar en su nombre. ¿Lo haréis? ¡Pues venga! Y a ver si entre todos logramos ayudarle.

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