En busca de tu sonrisa

Aquella mañana, después de que su humana hubiera salido por la puerta muy seria, el pequeño Simón se asomó a la ventana para consultar con Patty, la gata blanca del piso de enfrente. Ella era mayor, solo unos meses, pero seguro que tenía una respuesta. Seguro que podía ayudarle con su problema.
- Patty, mi humana ha perdido su sonrisa. ¿Qué puedo hacer?
- Tranquilo, Simón, eso es algo que a veces ocurre. ¡Cosas de personas! Ahora tu misión como gato casero es encontrarla.
- ¿A mi humana?
- No, a su sonrisa.
Y Simón entró en su casa dispuesto a cumplir con su tarea y encontrar la sonrisa desaparecida. Y la buscó, vamos si lo hizo. Empezó mirando debajo del sofá entre pelusas, ratones, pelotas y cascabeles. Pero allí lo único que encontró fue un estornudo. ¡Aaaaaaachís! Y la buscó tan concienzudamente como pudo en el comedero de la cocina hasta que, pienso tras pienso y con la boca llena, llegó al fondo del cacharro. Pero allí tampoco la encontró. "¿Qué tal si miro en el armario del dormitorio?" Y entre estantes y perchas revolvió jerséis y pantalones mullidos con un olor tan agradable y familiar que le invitó a echar una tibia cabezada (no olvidemos que tras buscar en el comedero, la tripa estaba un poco llena...) Pero de sonrisas entre la ropa, nada de nada. Y buscó en la bañera, en las macetas del balcón, entre los libros de la salita y bajo el edredón de la cama. Ni rastro de esa sonrisa que tanto le gustaba, cálida, sincera y llena de amor, esa con la que su humana le decía sin palabras que él era el gato de su vida, esa que le hacía sentirse tan poderoso como un león.
Cansado de buscar y triste por no haberlo logrado, Simón se sentó junto a la puerta a esperar el regreso de su humana. Tenía que contarle que había fracasado, que no había cumplido con su papel de gato casero. Y por fin, la llave giró en la cerradura. Estaba preparado para asumir las consecuencias...

Simón, este gatito de 4 meses, busca familia bonita con Plataforma Oviedo.


- Miaaaaaauuuu...
- Hola, Simón, mi vida. Te aseguro que este recibimiento es lo mejor que me ha pasado en todo el día. ¿Me has echado de menos, mi gatito?
Su humana, que había soltado bolso y abrigo, le cogió en brazos y empezó a acariciarle bajo la barbilla. Simón, sin poder evitarlo, arrancó a ronronear. "No, no, que tengo que contarte... Tengo que decirte..." Y entonces...
Al levantar la vista compungido para explicárselo todo mirándola a la cara (lo del estornudo, lo de la ropa, lo de los libros, lo del comedero...) se fijó por fin en ella y ahí estaba. ¡Una sonrisa radiante! ¡La había encontrado! Orgulloso y feliz, sintió que lo había conseguido. Y tras acariciar esa boca dulce con su patita suave, Simón por fin pudo relajarse entre sonrisas y carantoñas. "Verás cuando le cuente a Patty todo lo que ha pasado, humana. Que he encontrado tu sonrisa y no pienso dejar que vuelva a irse."

Y ronroneos ronroneados, este cuento con gatos se ha terminado.

En la foto tenéis a Simón, uno auténtico, precioso y rubiales de 4 mesecillos que busca hogar con ayuda de @plataformaoviedo y que estará encantado de buscar las sonrisas de la familia que le adopte. ¿Le ayudamos entre todos?

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